lunes, 29 de septiembre de 2008

yo aqui me quedo


Juventud de Bolivia:

Ha llegado la hora de estar con la Patria o contra ella.

Y tú, noble Juventud,

¿No te preparas para la Lucha?

¡La Patria te convoca y te llama!

Cumple tu deber, es la hora de tu sacrificio.

Únete a las Legiones de Camisas Blancas, gestoras de liberación, bastión de lucha redentora.

Enrólate en sus filas de honor nacionalista, empuje de valor y voluntad.

Porque una Juventud más vale en la gloria que en la esclavitud.

Mas, si acobardado ocultas tu vida,

diré como Goethe:

¡Valor perdido, todo perdido, más te valdría no haber nacido!

sábado, 27 de septiembre de 2008

La farsa Nacionalista del MAS



LA FARSA NACIONALISTA
DEL MAS
A LO LARGO DE LA HISTORIA HAN SIDO DESDE ORGANIZACIONES FASCISTAS COMO LA DE MUSSOLINI HASTA ORGANIZACIONES COMUNISTAS COMO LA DE STALIN LAS QUE SE HAN AUTODENOMINADO NACIONALISTAS, CUANDO EN REALIDAD NO HAY NADA COMÚN ENTRE AMBAS POLÍTICAS. INCLUSO EN NUESTROS DÍAS SE TIENDE A CALIFICAR DE NACIONALISTA AL “MOVIMIENTO AL SOCIALISMO”, CUANDO EN REALIDAD ÉSTE NO TIENE UN ÁPICE DE AQUELLO.

Son contados los libros e incluso los movimientos políticos autodenominados nacionalistas -en el mundo- que tienen una definición exacta o al menos cercana de lo que es “nacionalismo”. Es tan amplio, complejo y malentendido este concepto que muchas organizaciones políticas consideradas nacionalistas en realidad no lo son. Todo lo contrario, se encuentran diametralmente opuestas a ello, como es el caso de los comunistas, que se mimetizan haciéndose llamar nacionalistas cuando en esencia son anti-nacionales.
Es frecuente en nuestro medio escuchar decir que el MAS sería un movimiento de izquierda nacionalista, lo que resulta ser una contradicción. Del mismo modo se confundió al MNR de los años 50, al que los falangistas de la época denunciaron oportunamente como un movimiento comunista. Lo cierto es que el MAS es un movimiento al viejo estilo Frentepopulista (1), como lo fue el PIR en la década de los cuarenta y el MNR en la de los cincuenta.
En estas líneas queremos desenmascarar a los comunistas que tratan de esconder sus odios de clase bajo el manto del nacionalismo, para disimular su política disociadora, clasista, racista y servil al internacionalismo, para lo cual nos remitiremos a las interpretaciones certeras que Oscar Unzaga de la Vega hiciera sobre este tema. De aquí en adelante dejemos que sea él quien nos lo explique:
INTERPRETACIÓN FILOSÓFICA DE LOS FENÓMENOS SOCIALES
Al referirnos a los conceptos de Nación y Estado que pre­cisamos para entender el pensamiento político llamado naciona­lismo no haremos otra cosa que interpretar fenómenos sociales. Mas, la interpretación de la fenomenología social requiere un sistema filosófico a la luz de cuyo pensamiento se analicen, com­prendan y clasifiquen los hechos de la sociedad humana.
La política tiene por objeto encontrar las formas capaces de cumplir las aspiraciones de la vida individual y colectiva, o sea encontrar nuevas formas de vida. Primordial es, por tanto, saber qué es, a qué obedece y qué fin tiene la vida. O sea tener un concepto filosófico de la vida. De este concepto filosófico que tengamos de la vida deduciremos sistemas de interpretación de los fenómenos sociales, que determinen la conducta de los hombres y de sus sociedades. Para conocer o interpretar el fenómeno social es preciso admitir un sistema filosófico, que nos permita tener un método de interpretación […]
De partida Únzaga empieza alejándose de la definición banal que los izquierdistas dan al nacionalismo, ya que no lo define a partir de superficialidades, sino que se plantea hacerlo a través de un sistema filosófico que le brinde un cuadro de valores de referencia. Producto de esta reflexión define en primera instancia al nacionalismo como resultado de una ‘manifestación espiritual’, por esta razón –explica- es que la elección que efectúa el individuo a favor del nacionalismo no sea un proceso razonado, por una cualidad específica o discernible de la doctrina, sino ‘intuitiva’. A lo que continúa:
El pensamiento racionalista de 1800 puso en duda todos estos valores conceptuales [...] El racionalismo, de una u otra escuela, llegó a los extremos de exageración y de unilateralidad; pues comete un error de perspectiva y de superestimación al obviar las manifestaciones espirituales como uno de los fac­tores o causas del desenvolvimiento social. Como hijo de este racionalismo desmedido nació el materialismo histórico, funda­mento filosófico del marxismo. Partiendo de la realidad de la evolución de las sociedades, esta escuela cree encon­trar el primitivo y verdadero motor de esta evolución en la vida económica. Confundiendo las simples transformaciones econó­micas con la evolución social misma, sostiene el concepto de una evolución subordinada a las necesidades naturales; y del hecho de una gradual substitución de la producción individual con la colectiva, no sólo infiere el determinismo evolutivo en el orden económico, sino que se eleva hasta proclamar que todos los fenómenos sociales en general, inclusive los políticos, éti­cos y estéticos, están determinados por los hechos económicos. Este es un grave error del materialismo histórico, actualizado hoy por la expansión de la doctrina marxista, cuyos adeptos, en su mayoría, sólo prestan atención a las finalidades revoluciona­rías de su política y no al errado pensamiento filosófico que la inspira.
Padece de una desmedida hipertrofia en la considera­ción de un solo factor, de un solo modelo en el engranaje de la maquinaria social. Berstein, Berdielff, Ortega y Gasset, Spengler, etc. para no citar más el plano de la lucubración filosófica, han analizado el materialismo histórico y sus errores científicos, pero el marxismo ha respondido al análisis filosófico sólo desde el plano político, y le basta para defenderse de la crítica con fustigar a los pensadores de burgueses excéntricos reacciona­rios, etc., y sitúa así al investigador filosófico en el terreno de la lucha política inmediata [...] y nos deja con la enorme sensa­ción de desconcierto de que todo se hace o se dice o se pien­sa por un interés económico que, lógicamente, impediría que los pensadores nos hablen de la unidad por la unidad misma [...]
Nadie negará, ni puede negar que los hechos económicos tie­nen una importancia decisiva en la vida de las sociedades, pero esto no excluye la consideración racional y verdadera, de los otros factores, múltiples y diversos, que determinan la aspira­ción y la evolución de la vida de la humanidad. La vida hu­mana no está determinada por el fatalismo del proceso económico que conduce, según el marxismo, a la dictadura del pro­letariado, ni es tampoco la sola presencia de un alma [...].
Con esto Únzaga nos da a entender claramente que no es el materialismo histórico ni tampoco un espiritualismo absoluto que inevitablemente degenera lo que nos ayudará a comprender la vida, sino la complementación y equilibrio de estos dos factores: materia y espíritu, que desde hace mucho tiempo atrás ya buscaban los griegos. Continúa diciendo:
La política y la filosofía que desestimen los procesos eco­nómicos serían o miopes o falsas. La economía, los sistemas de producción, la distribución de la riqueza, además de satisfa­cer las causas éticas de justicia, crean el "clima" diríamos así, para que todos los hombres y las colectividades puedan cum­plir los grandes y trascendentales destinos a que están llamados.
Amar, pensar y orar en la vida no sólo son procesos psi­cológicos que determinan "las necesidades del hombre". La cultura y la moralización no sólo son el producto del proceso his­tórico de los sistemas de producción. El espíritu ha puesto en todo su sello de divinidad; hay algo más profundo, más tras­cendental, más eterno que el comer y multiplicarse.
Por eso la filosofía marxista además de ser científicamente errónea, es perjudicial y oprobiosa porque niega los valores del espíritu. No podemos aceptar que "no se come lo suficiente como para crear fuerzas morales". Por eso, nuestro pensamien­to filosófico no sólo nos da el sistema de interpretar los fenó­menos y procesos sociales, sino nos comunica un concepto trascendental de la vida, auspicia, alienta e ilumina nuestro pensar político. Por eso, antes de hablar de política, he tenido necesi­dad de hablar de filosofía.
NACIÓN
La Nación es un conjunto de individuos que puede ser homogéneo o heterogéneo en la raza, en la lengua, la religión, que necesita un territorio para vivir o coexistir, pero que está unificado por un sentimiento: la Conciencia de la Nacionalidad. Podrá existir un pueblo de unidad religiosa, de idioma y de ra­za, pero sí carece de ese sentimiento de nacionalidad que le da la conciencia de su personalidad histórica, se disgregará al me­nor tropiezo para ser absorbido por otros pueblos u otras na­ciones.
En cambio, una colectividad que pueda tener varios cre­dos religiosos, dos o más lenguas y no tuviera unidad técnica, subsistiría por su conciencia nacional.
Por tanto lo esencial, lo fundamental para que exista una nación, es su propia conciencia como nación; y la voluntad de existir que le infunde esta conciencia. El jurista argentino José María Rosa, define la Nación bajo este concepto verdaderamente exacto: "Toda nación es un culto". "La nación es el primero de los cultos sociales. No ha sido formada teniendo en cuenta el interés de los individuos que la integran. La historia de toda nación nos descubre el móvil religioso que ha dado origen e impulso a su desenvolvimiento. La nación no es un conglome­rado; es una sociedad. Y como todo ente social, su causa, su razón de existencia, es tan extraña, tan inasequible a la lengua individual, como lo es todo culto religioso".
La idea de la nación se dirige al sentimiento, no a la ra­zón de los hombres. Ese culto es el único motivo de la exis­tencia de una nación; es la Nación misma, por encima de sus gobernantes, de sus gobernados y del territorio que pueda ocupar. De allí que el primordial deber de todo gobierno, consiste en mantener y afianzar ese culto. Ningún otro puede parango­narse con este fundamental concepto; no es posible suponer interés de orden individual, prevaleciendo ante ese gran interés de orden social. Usando una magnífica frase de Avellaneda, "nada hay en la Nación superior a la Nación misma".
De manera que el territorio, la geografía, la raza, el idio­ma, la religión, la unidad política, etc. son materiales diremos así de ese edificio social que llamamos una nación pero que no toma forma ni estructura sin el mortero o la fragua que los cohesione y les dé personalidad, entidad histórica y que es ese culto a que hace referencia Rosa, "una sola conciencia y una sola voluntad [...] y sentimiento [...]".
Acotando a lo mencionado por Únzaga. El concepto de nación –podríamos decir- ha tenido tres conceptos fundamentales y claramente diferenciales entre sí. Uno está ligado a las ideas de la Revolución Francesa –por tanto- con fuerte influencia masónica. Éste entiende a la nación como al conjunto de individuos –sin importar el origen de ellos- que están determinados por un sistema de leyes definido y autoasumido, concepto errado por su tendencia a uniformar, porque excluye los factores de diferencia entre las personas: es anti-cultural, anti-tradición, anti-costumbres, etc. Normalmente en una “nación” de este tipo termina predominando la cultura de un grupo étnico determinado, por diferentes causas. Este es el caso de Bolivia, fundada con las nociones provenientes de la Revolución Francesa, en la cual –cabe recalcar- estuvieron presentes un gran número de masones, entre ellos, Casimiro Olañeta: fundador de la logia masónica en Bolivia. Otra interpretación de nación es aquella que se conoce más en nuestros días, donde la nación está constituida por un grupo homogéneo en la raza, cultura, creencias, etc. Normalmente este concepto es utilizado para alentar secesionismos incentivando la discriminación racial, el terrorismo y la xenofobia. Como ejemplos de este caso están los “etarras”, comunistas y terroristas vascos que buscan la independencia de las provincias vascongadas del territorio Español. Inclusive en nuestro país hay atisbos de algo semejante, pues es sabido que existen grupúsculos dentro la comunidad aymara que tendrían fines separatistas. La otra interpretación entiende a la nación como una unidad de destino en lo universal, que está cohesionada por la unidad de voluntades y sentimientos, no simplemente por leyes. Ésta puede estar integrada por una o más comunidades distintas cultural y racialmente. Reconoce la diferencia y no la desprecia, porque entiende que ésta es el producto de la adaptación del ser humano al planeta: las culturas son herramientas valiosas por cuanto éstas han ayudado a las comunidades para perpetuarse en el devenir evolutivo, por lo tanto son todas ellas exitosas y deben fomentarse. Esta nación -conjunto de comunidades- posee una sola Patria, la que no se fractura a no ser que una comunidad quiebre esa unidad de voluntad y sentimiento, porque no haya comprendido aquello que Únzaga define como el “sentimiento de nacionalidad que le da la conciencia de su personalidad histórica”. Continúa Únzaga con lo siguiente:
EL ESTADO NO DEBE SER CLASISTA
La lucha de clases no es una concepción colectiva como se puede creer y se dice que es, al proponer colectivizar los medios de producción filosóficamente es por esencia individualista.
¿Qué es un partido de clase? Es un concepto de individuos unidos para defender intereses económicos. Un socialista de ti­po clasista lucha por el interés colectivo sólo por cuanto él se refiere al interés individual de todos y cada uno de los que per­tenecen a su clase. Excluye al que tenga un interés contrario al suyo, como sucede con la clase dueña de los medios de pro­ducción.
Los intereses económicos son, por esencia, de momento, es decir, de tiempo presente. De ahí que a un clasista nada le im­porte dejar una obra artística para el futuro. Lo esencial es que el individuo cumpla sus necesidades. Por eso, los parti­dos de clase son negadores de la nacionalidad y pierden su es­tructura, su destino, etc.
Debemos nuevamente hacer un paréntesis aquí. En tiempos de Únzaga el comunismo sólo propugnaba la “lucha de clases” para quebrar la integridad nacional. En nuestros tiempos el comunismo, más propiamente el MAS, ha adquirido una nueva herramienta para dar rienda suelta a sus rencores. El MAS no sólo intenta ser clasista, sino que es racista, ya que utiliza particularmente a sectores aymaras descontentos para enfrentar a quienes ellos consideran sus enemigos dentro esta Patria. Continúa Únzaga con el siguiente análisis:
NACIONALISMO
De nuestras consideraciones anteriores se infiere lo que es el nacionalismo. Es el sentimiento de la nacionalidad interpretado en el terreno político. Y entiéndase que en lo político han de comprenderse también, la realización de aspiraciones perma­nentes y superiores como el arte, la ciencia y otras manifesta­ciones del espíritu humano.
La Nación es, repetimos, un conjunto de individuos que obran y actúan como unidad histórica por la presencia de un sentimiento nacional. La Patria representa, en cambio, el suelo donde uno ha nacido (Patria: tierra de los padres, ancestros). Generalmente es una división política que debe, para sobrevivir, corresponder a una nación. El senti­miento patriótico es fuerte, es histórico, es eterno cuando con­cuerda con el sentimiento nacional.
La Patria es, sin embargo, ante todo y sobre todo, un con­cepto ético y filosófico. Podríamos acercarnos algo al concepto con una comparación. La familia es la nación y el hogar es la Patria. La Patria, es ante todo y sobre todo un concepto filosófico y moral. Amamos a nuestra Patria, como amamos a nuestra madre. La amamos sin reflexión y sin conciencia, aun­que supiéramos que nos engendró por pecado y aunque no nos diera pan.
La Patria, no da nada al obrero, se dice. Sin embargo, en­tiéndase que no es la Patria, sino su gobierno el culpable de la injusticia; los que sean patriotas sabrán que si se padece injus­ticia, hay que servir a la Patria, y con el trabajo y la honradez reflejados en todas las actividades del país y también en el go­bierno, la Patria será un hogar de paz y de justicia.
El interés económico, como moral política y social, con­vierte al hombre en un ser egoísta y calculador. La reivindica­ción debe hacerse por un sentimiento de justicia, y la justicia es un concepto moral. Pero si la hacemos por propio interés, por rencor, por venganza, como postula el comunismo, la noble acción po­lítica está prostituida.
Los marxistas postulan que sólo los partidos de clase po­drán hacer justicia social, porque ellos son parte interesada, por­que son sus intereses los que los obligan. Actúan, entonces, por egoísmo. Nosotros postulamos que todos los hombres que pertenecieron a una colectividad nacional, deben evolucionar sus espíritus hacia ideales éticos como la Justicia, y luchar por el criterio de los demás con renuncia de sus propios intereses. Actuar con altruismo.
La esencia humana, el espíritu del hombre, es capaz de com­prender conceptos que estén sobre sus intereses y actúan como fuerzas que no son filosóficas. La santidad y el heroísmo no obedecen a móviles económicos, y son los santos y los héroes los que han iluminado el camino de la humanidad.
Por eso la Patria es un concepto ético de naturaleza su­perior. Porque podemos morir por ella, casi como una abstracción, como un ideal y los hombres y pueblos que son capaces de sacrificarse valen más que los hombres que viven vida ve­getativa y los pueblos incapaces de luchar.
La Patria, el Ideal, el Bien, la Belleza, son concepciones superiores que dignifican y elevan la naturaleza humana. Hemos venido al mundo a cumplir ideales y no sólo a satisfacer necesi­dades. La sabía filosofía popular nos dice: "No vivimos para comer, sino comemos para vivir. Y vivimos para crear y ser me­jores". Y aquí está el lema de la fórmula política: No vivimos para comer, por tanto la evolución de la sociedad, la historia, no está determinada por las necesidades del hombre, sino que comemos para vivir y que es necesario, por tanto, facilitar a to­dos el cumplimiento de sus necesidades para que puedan cum­plir sus aspiraciones.
Por eso, defendemos la Patria, porque los hombres se dig­nifican, se elevan, se sacrifican por ella. "La Patria es el campo de nuestros destinos, reservando a la justificación de nuestras existencias la realización de nuestros ideales". Es una discipli­na espiritual, un campo de realización, de aspiración de justicia y de bien, un ente moral al que sacrificamos nuestros egoísmos. Y es por ello que el nacionalismo de cualquier clima o parale­lo que fuese, sostiene como primer aspecto la defensa del con­cepto de Patria. El nacionalismo se basa, pues, en un concepto ético, la "Pa­tria", y una realidad social: la Nación. La humanidad está com­puesta de diversos grupos sociales, que están unidos por su tradición histórica, su alma nacional, sus costumbres, su unidad mental, su voluntad de ser. Por tanto, la política que es cien­cia de realidad, ha de partir de este hecho, de esta realidad. Ca­da grupo tiene su historia y su destino y debe cumplirlos de acuerdo a sus propias modalidades y a sus virtudes.
En esta diversidad de los grupos sociales está el secreto de la civilización y la cultura. Ahora bien, no hay que entender el nacionalismo como odio, como destrucción. Acabo de leer en una revista yanqui, esta frase: "Los males de Europa no provienen como se ha dicho, de sus nacionalismos; provienen de una causa más sencilla: del mal gobierno". El nacionalismo no excluye un internacionalismo bien entendido, sino como solidaridad humana, convivencia in­ternacional. Un internacionalismo de la índole del que define un político americano, no excluye el nacionalismo. Dice así; "Porque el internacionalismo bien entendido no consiste en la unión entre los Estados; ni es la unión entre quienes es­tán por encima del nacionalismo y los cosmopolitas que han roto los vínculos con su Patria. El verdadero internacionalismo es conocimiento mutuo entre las naciones, entre sus más al­tos, mejores y más característicos representantes". Y ese bello pasaje: "Es gracias a la exploración más profunda y al disfrute de los infinitos tesoros de las nacionalidades del universo por hombres y mujeres que, por estar íntimamente ligados a una nación que es su patria, poseen visión certera y sensibilidad re­finados, como se podían forjar algún día los nexos duraderos del internacionalismo y establecer la armonía del recuerdo en un mundo de diversidad incontrastable".
La paz universal, el entendimiento internacional, la armonía, el progreso, han de ser logrados justamente no negando el prin­cipio de las nacionalidades, que son realidades incontrastables y benéficas, sino reconociéndolas y respetándolas.
Es preciso sumar un hecho que sucede en nuestros días que tiene relación con el presente análisis. Un aspecto fundamental del nacionalismo consiste en librar de toda influencia extranjera los problemas sociales, políticos o económicos, por cuestiones de soberanía nacional. Este principio básico fue quebrantado por el gobierno de Evo Morales, que auto declarándose nacionalista fomenta la intervención venezolana y cubana. Continúa Únzaga:
El internacionalismo marxista o el de los grandes banque­ros y mercaderes del mundo, ese sí que no admite nuestro nacionalismo. Porque destruye lo verdadero, endiosa la clase y postula una Patria Universal irrealizable, porque para gobernarla habrá que fragmentarla de nuevo, habrá que admitir nuevos grupos sociales, todo sometido a organización internacional y todo desprovisto del sentimiento de la nacionalidad que es el más grande de los fenómenos históricos.
Es decir los nacionalistas no pueden transigir con los sin Patria, según los utilitarios de la derecha o los materialistas de la izquierda.
El nacionalismo no es guerra. Todo lo contrario, la falta de respeto a la nacionalidad engendran las conquistas. Las conquistas son posibles porque se debilita el nacionalismo de un pueblo. Nosotros somos el país de América que más guerras hemos soportado, no por nacionalistas, sino por falta y debilitamiento del Espíritu Nacional.

(1)La Unión Soviética al mando de Stalin impulsó la creación de movimientos comunistas en diferentes países del planeta denominados “frentepopulistas”, como en España, donde la intromisión frentepopulista ocasionó la Guerra Civil. En Bolivia fundó el PIR con la ayuda de un dirigente comunista chileno y financió, asesoró y colaboró con agentes en los gobiernos de Paz Estenssoro y Hernán Siles Suazo (1952-1964), los que crearon los Campos de Concentración y el Control Político donde fueron torturados y asesinados miles de bolivianos, hombres y mujeres de todas las edades, lo que se considera como una de las más grandes atrocidades cometidas por los comunistas en el continente Americano.


jueves, 25 de septiembre de 2008

Programa de Radio


en AM (amplitud modulada) 1320 de 9:00am a 9:20am ¡YO ACUSO!
Analisis a la constitucion Masista, desde Sucre

sábado, 13 de septiembre de 2008

LA DESBOLIVIANIZACIÓN

LA DESBOLIVIANIZACIÓN
EL DECONSTRUCCIONISMO DE LA PATRIA



Los movimientos independistas de derecha empujados por los grupos económicos anti-nacionales, pero principalmente el “racismo” indigenista del partido de gobierno han ocasionado la “ruptura” en el seno mismo de nuestra identidad boliviana, lo que a conducido a que Bolivia sea cuestionada desde su propio origen.
Por un lado la integridad territorial de Bolivia sufre la amenaza de los separatismo locales que vienen siendo monitoreados por las grandes logias de intereses obscuros que para conseguir sus objetivos divisionistas buscan soliviantar a las masas financiando “movimientos” falsas libertades que niegan la Patria recurriendo a las tergiversaciones históricas y a los anonimatos mezquinos de las masas que desconocen las grandezas de nuestra tierra. Como enemigos de Bolivia, estas logias toman también como pretexto las debilidades e injusticias del sistema centralista para justificar la “inviabilidad” de la Patria, como si la Patria habría nacido parida por un sistema o como si la Patria fuera responsable por las deficiencias del sistema y no los hombres que lo administran.
Por su parte el indigenismo racista ha afianzado la idea de que nuestro país esta compuesto por dos tipos – dos “clases” – de habitantes: los “originarios” o indígenas y los criollos o “inquilinos” (en palabras de un constituyente masista). Se trata de una división que trae implícita la exclusión –discriminación- de quienes no pertenecen a la categorización de “originarios” les cierta preeminencia sobre estas tierras, lo que resultar ser una falacia científica.
Esto ultimo queda demostrado con el modelo de “estado plurinacional” que el MAS pretende imponer en la Asamblea Constituyente, el cual toma en cuenta solo a los distintos pueblos indígenas “originarios” como “naciones” y excluye al resto de los bolivianos que al no pertenecer a la categoría de “originarios” esta condenado a correr una suerte de “palestinización”, es decir a ser una nación sin Estado.
Esta idea de “Estado plurinacional” del MAS nace con el movimiento Pachakuti del Ecuador, que básicamente intenta reponer el antiguo incario sobre la “desterritorialización” del Estado “colonizador”. Por ello es que podemos anticipar que los “movimientos” racistas indígenas en Bolivia buscaran su segregación -“desterritorialización”, “reterritorialización”- del Estado Boliviano a partir de la conformación de “territorios autónomos” o ”Tierras Comunitarias de Origen”, cuyas delimitaciones ya pretenden empezar a establecer con una nueva redistribución territorial interna de Bolivia tras aprobarse la nueva Constitución.
En otras palabras, el actual proceso revolucionario de los neomarxistas en Bolivia trata que los aymaras, los quechuas, guaraníes y demás pueblos indígenas, excepto los criollos y mestizos, tengan su “espacio vital” con gobierno propio. No con el fin de descentralizar el Estado para su mejor administración, sino con el fin de descuartizarlo. Retrata de terminar con Bolivia, con la Patria, para dar paso a nuevas naciones, “puras” racialmente y culturalmente, donde los “mestizos” no tendrían cabida. Al respecto, es sintomático el hecho de que un gran numero de asesores del MAS sean separatistas catalanes y vascos, los mismos que en España pelean por su “independencia”, es decir, por la muerte de España.
Es necesario hacer notar que este racismo indígeno-masista afecta directamente a los sectores indígenas “moderados” que en la practica demanda una reforma legitima del sistema político, económico y social del Estado de Bolivia.
Esta es una lucha que atenta directamente contra la integridad de la Patria, por esta razón es que los neomarxistas ponen principal énfasis en debilitar sus valores esenciales con el fin de demostrar que ésta carece de sentido. De allí que en nuestros días no sea extraño escuchar decir a un constituyente masista que “la creación de la Patria se debió al capricho de unos cuentos oligarcas” o q nuestros héroes de la Independencia eran unos simples “burgueses”.
Al respecto, Oscar Únzala de la Vega muy claramente nos decía: “Los fundadores de Bolivia se equivocaron al darnos las leyes pero no al darnos la Patria. Su error no consistió en haber declarado nuestra Independencia, sino en haber copiado para esta Patria naciente y convulsiva, servilmente las leyes y los códigos europeos. Las leyes no se adoptan, se adaptan”.
Del mismo modo incurren en un grave error de apreciación quienes creen q a partir de 1825 que Bolivia empieza a forjar su personalidad histórica. Las guerrillas de la independencia libertaron nuestra Patria y actores de 1825 fundaron la republica, pero la Patria ya existía y el espíritu de nuestra personalidad fue formándose desde tiempos anteriores a esta fecha. Mienten quienes dicen que la creación de la Patria se debió al artificio de unos cuantos “oligarcas”. Bolivia, nuestra Patria, anteriormente conocida como Charcas, es una unidad de destino concebida a través de muchas edades y vicisitudes.
Bolivia no puede seguir existiendo negándose a si misma con interpretaciones históricas que carecen del sentido de Patria. La historia debe ser vista con entusiasmo, debe existir una voluntad de ser un entusiasmo de existir. Porque todas estas razones que la izquierda buscar para negarnos como Patria esta dirigidas a crearnos un complejo de inferioridad, a robarnos la fe en nosotros mismos, que es como renunciar a la libertad, porque no se puede ser libre sin tener conciencia de la personalidad.
Los deconstruccionistas de nuestra identidad tratan de negar nuestra dimensión colectiva como pueblo históricamente constituido por la unión de voluntades y sentimientos, enseñándonos una historia llena de mentiras que al leerla nos da el desgano de vivir como. Y no es que buscamos una historia optimista que procure una Historia optimista que procure la unión por la fuerza, sino que buscamos una historia verdadera que nos ayude a reafirmar los valores de la Patria. Porque negarnos como Patria, como unidad de destino, es aceptar nuestro fracaso como un hecho irremediable, cuando esta visto que hasta en el desastre y la decadencia se puede hallar lecciones que nos empujen a la conquista del futuro.
Como decía Únzala: “Por ahora la conciencia de la bolivianidad es lo Básico, lo urgente Una conciencia vigilante que nos enseñe nuestros errores y nuestras virtudes, no para renunciar a nuestros destinos, sino para superarnos. Es verdad que la historia de la Republica tiene poca grandeza, pero recuerdo la frase de Chesterton: “Los romanos no amaron a Roma porque Roma fuera grande, Roma fue grande por los romanos la amaron.” Para vencer el infortunio nos queda el amor a Bolivia. Ese amor a Bolivia hará milagros a despecho de los antibolivianos.“

Fuente: Periódico Nacional de Combate ANTORCHA, numero 1002

sábado, 6 de septiembre de 2008

lunes, 1 de septiembre de 2008

Oscar Unzaga de la Vega

"Pintura de Oscar Unzaga de la Vega en el paseo de los Notables, Cochabamba-Bolivia"

Oscar Unzaga de la Vega nació en Cochabamba el 19 de abril de 1916, hijo del Cnl. Camilo Unzaga y de doña Rebeca de la Vega, quedó huérfano de Padre a sus 15 años, sus estudios primarios los realizó en la Escuela Fiscal Crisóstomo Carrillo de Cochabamba, se graduó de bachiller en el Colegio Nacional Sucre de la misma ciudad, siendo estudiante del segundo ciclo fundó un Centro de Audio – Educación y el centro estudiantil Sucre, en el mismo plantel ocupó una cátedra para costear sus estudios, demostrando sus grandes dotes de conductor. Posteriormente inició estudios de Agronomía en la Universidad de Chile, pero terminó por imponerse su vocación política y a sus 21 años un 15 de agosto de 1937 en Santiago de Chile fundó FALANGE SOCIALISTA BOLIVIANA, con doctrina propia adaptada a la idiosincrasia y a la realidad Nacional, con un Decálogo moralista que sintetiza como debe ser el hombre boliviano.

Oscar Unzaga de la Vega sé identificó plenamente con el dolor y la frustración de una generación desorientada en la guerra con el Paraguay por la improvisación y la pésima planificación de los estrategas militares, sumada la traición infame de los políticos que permitieron que la suerte de Bolivia sea sometida el 13 de junio de 1935 a una “COMISIÓN DE NEUTRALES” compuesta por representantes extranjeros para que estos sean los que tracen los destinos de la patria, así el gobierno con la complicidad de prominentes ciudadanos que negociaron con la guerra y altos jefes militares que se quedaron en retaguardia consolidaron la vergonzosa intervención extranjera a espaldas de un pueblo que lloraba a sus muertos caídos en el frente de batalla y a una juventud que lo dio todo por defender la heredad nacional y su petróleo.

Oscar Unzaga de la Vega un 15 de agosto de 1945 fue elegido Jefe Nacional de FALANGE SOCIALISTA BOLIVIANA, llego al Parlamento como Diputado por Cochabamba el año de 1947, siendo reelegido en todas las siguientes legislaturas, como Parlamentario fue brillante, se distinguió por su habilidad polémica, su oratoria electrizante y seductora en todas sus acertadas intervenciones, fue implacable con los políticos inmorales, defensor intransigente de la verdad y la justicia y por ello fue respetado y admirado por sus adversarios políticos y por el pueblo en general; sin embargo en esa época conoció la cárcel y el destierro.

Fue fundador de la Sociedad de Artistas y Escritores, el Diario “La Prensa”, fue Director de “Reflejos y La Acción”, produjo tres obras inéditas dadas a conocer en algunas conferencias “Creación de Bolivia”, “Biografía del Libertador Simón Bolívar” y “Yo seré Asesinado” estando desterrado en Chile el año de 1950 conquistó el primer premio de los Juegos Florales realizados en la ciudad de La Paz, con su bello poema “Canto a la Juventud”.

Oscar Unzaga de la Vega como Jefe Nacional de FALANGE SOCIALISTA BOLIVIANA decidió enfrentarse al poder surgido el 9 de abril de 1952, prefiriendo la barricada del sacrificio, el 15 de agosto del mismo año desde la clandestinidad dirigió un mensaje a la nación denunciando y poniendo al descubierto al comunismo incrustado en el gobierno por la traición de Víctor Paz Estenssoro y sus sicarios, desde ese mismo instante fue sentenciado a muerte y fue perseguido con saña por hombres deshumanizados que más parecían perros de presa, estos no le dieron ni un solo día de tregua durante los últimos 7 años de su existencia. El líder místico de Falange no se amilano y siguió con más tesón su lucha inclaudicable enfrentándose a los bárbaros y corruptos movi-comunistas, desde la clandestinidad prosiguió en su noble empeño, exhortando a los enemigos de la Patria para que cambien de actitud.

Solamente con su prédica y la hermosa frase ¡Por Bolivia! Supo conducir a su militancia enfrentándose con tenaz resistencia a los fanáticos admiradores de la hoz y el martillo para que no conviertan a Bolivia en un estado Comunista, con manifiestos, mensajes y proclamas planteo a la nación que el comunismo es ateo, el gobierno es comunista, luego va contra Dios, con palabras proféticas decía ¡No al capital de Marx, si al evangelio de Cristo! Palabras sabias con las que pronosticó la desaparición de la cortina de hierro y la caída del muro de Berlín, también exhortaba al pueblo, “no a la lucha de clases, si a la unión de los bolivianos para el engrandecimiento de la Patria”, por que el Indio es la raíz de la nacionalidad.

Para las elecciones generales del 17 de junio de 1956 el Jefe Falangista decretó abstención a sus seguidores por no existir garantías ni libertad para sufragar, sin embargo el pueblo se volcó a los recintos electorales pese a la presencia de las temibles barzolas y de milicianos armados que amedrentaban a los votantes. Para el gobierno fue humillante comprobar que Oscar Unzaga de la Vega obtuvo la más alta votación en las capitales departamentales y en las principales provincias. El triunfo falangista conmovió a todo el país, el gobierno conciente de su derrota y temeroso por el apoyo masivo del pueblo a Unzaga, recurrió al fraude electoral más escandaloso de nuestra historia; en las poblaciones campesinas, analfabetas, dominadas por los corregidores y sindicalistas movi-comunistas se llenaron ánforas con la papeleta rosada sobrepasando con más del doble a los habitantes de dichas comunidades, más el apoyo de 40 mil milicianos fuertemente armados, el gobierno movi-comunista cambió el rumbo de la historia, demostrando que el pueblo no elige a sus verdaderos representantes; pisotearon las leyes conculcando los derechos ciudadanos y obligaron a Oscar Unzaga de la Vega a tomar una vez más el camino del destierro. El 6 de Agosto de 1958 dedicó a su amada Bolivia su última inspiración Canto a La Patria.

La lucha emprendida por el líder falangista culminó la noche nefasta del 19 de abril de 1959, cuando las huestes movi-comunistas lo asesinaron junto a su leal camarada René Gallardo Gallardo, en una casona de la calle Larecaja N° 188 de la ciudad de La Paz, ese mismo día en el cuartel Sucre de la misma ciudad fueron fusilados con las manos en alto más de 20 prominentes dirigentes de falange y en las calles paceñas hordas de sanguinarias barzolas y milicianos sin entrañas dieron muerte a decenas de falangistas. Así el gobierno del MNR truncó la vida del líder místico de falange, el patriota que enarbolando las banderas de la COMUNIDAD DEMÓCRATA CRISTIANA, hacia temblar a los enemigos del pueblo.

Oscar Unzaga de la Vega, fue un político de alma fuerte, creyente de Dios y de la Patria, fue maestro de una juventud que no encontró su destino, a la que guió por los difíciles caminos de la honestidad, la verdad y la justicia, inculcándoles amor por Dios y por Bolivia. Fue un convencido que la sangre que fluye por las venas de la juventud es la savia generosa que genera la fuerza motriz del pensamiento y la acción que tanto se necesita para construir una Bolivia engrandecida y justa. Unzaga fue diferente a todos los políticos de su época, porque tubo la virtud de plasmar en su doctrina el pensamiento social cristiano, en cuyo lema inscribió tres grandes postulados Dios, Patria y Hogar, a partir de ese mismo instante consagró su vida a la verdad y a la justicia, con su acendrado amor por la Patria imprimió un sello particular en la misión que se impuso, al buscar incondicional e intransigentemente los principios democráticos, los derechos humanos, la defensa de mejores medios de vida, para los obreros, los campesinos y para el pueblo en general, mediante leyes nuevas basadas en las raíces cristianas y nacionalistas, practicó la política defendiendo sus ideales aun a costa de la ofrenda suprema de su propia vida.

Oscar Unzaga de la vega propuso cambios profundos en las estructuras anacrónicas del Estado carcomidas por la traición, el entreguismo, la corrupción y la impunidad a raíz de sus propuestas fue el político más perseguido en los anales de nuestra trágica historia. Sin embargo sus detractores políticos no dudaron en apoderarse de sus postulados y demagógicamente utilizaron por menguados intereses, los principios doctrinarios de FALANGE SOCIALISTA BOLIVIANA.

"Supérate por que los obreros de las grandes causas, son primero constructores de si mismos."

Oscar Unzaga de la Vega.
Nació el 19 de Abril de 1916.
Asesinado el 19 de Abril de 1959.


REUNION FALANGE - 19 de Abril, Celula "L" presente

Sucre, Bolivia 15 de agosto de 2008